domingo, 27 de noviembre de 2011

Pijo flautas

Estaba leyendo la noticia de que dos candidatos al Congreso por Navarra se pegaban el aletazo y volvían por donde habían venido. A ver: Ambos nacidos en el terruño al que abandonaron en busca de mejor fortuna para irse a los madriles, donde desarrollar su carrera política, que sin duda es menos limitada que por estos pagos. Perfectamente legítimo, faltaría más. Lo llamativo es que ambos volvieron a la "tierra tan amada", a la vez, para dirigir a sus respectivos partidos, uno en la secretaría general, y el otro en la ejecutiva, enviados por el centralismo partidista para controlar el tema y deslumbrarnos con sus ademanes cosmopolitas. Lo que hicieron fué el ridículo demostrando la ignorancia del terreno que pisaban, más de adoquín que de moqueta; pero esto es una aprecicación bien subjetiva. La conclusión es que los dos, al unísono, han sacado su plaza de congresistas y han decidido regresar a la capital, acta en mano y con el deber cumplido, esperando que los hagan menestros de la cosa, sin importarles mucho dejar atrás, nuevamente, el poblado natal: "Ahí sus quedais, cacho aldeanos sin pretensiones" pero dicho en fino, que es aquello de "obligaciones y deberes de mayor enjundia ma han encomendado los ciudadanos con sus votos, al confiarme su representación", y tal y tal.
Total, que a lo que iba, que desbarro, que paseando por las aldeanas calles y admirando las luminarias navideñas he topado con uno de esos llamados "perro flautas", apelativo con el que se pretendía desprestigiar a los participantes en el movimiento 15M, y observando a los dos perros que tenía junto a él mientras hacía sonar la flauta y esperaba que los transeúntes le depositáramos alguna moneda en la gorra del suelo, me ha dado por reflexionar, ¡peligro!, y he dicho para mi propia inconsciencia: a ver, si este es un perro flauta porque va de aquí para allá con su modus vivendi, sin asentarse y esperando la voluntad ajena, ¿no tiene acaso analogía con esos políticos que hacen lo mismo?. ¿Dónde reside la diferencia?. Ya está, me he dicho deslumbrada por mi clarividencia, no en la flauta (no en la que les cuelga a todos, no piensen mal), porque los congresistas son como el de Hamelín, que nos encandilan con sus trinos vocales, no, la diferencia está en los perros, que no me consta que tengan ninguno de ellos, o al menos no los llevan de campaña electoral (hacen mal, a los amantes de los animales nos provocaría un punto emotivo que nos incentivaría al voto, aunque igual perdían los de los que se quejan de las cagadas de los perros en las aceras). En resumen, que entre las pastis, la quimio y el alcohol me voy: Si quitamos los perros y dejamos las flautas y el nomadismo, y dado su más que obvio pijismo, se me ocurre el calificativo de "pijo flautas". ¿Qué les parece?. Pues hala, les regalo el copyrighht. Gratis total.

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jueves, 17 de noviembre de 2011

 
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