Total, que a lo que iba, que desbarro, que paseando por las aldeanas calles y admirando las luminarias navideñas he topado con uno de esos llamados "perro flautas", apelativo con el que se pretendía desprestigiar a los participantes en el movimiento 15M, y observando a los dos perros que tenía junto a él mientras hacía sonar la flauta y esperaba que los transeúntes le depositáramos alguna moneda en la gorra del suelo, me ha dado por reflexionar, ¡peligro!, y he dicho para mi propia inconsciencia: a ver, si este es un perro flauta porque va de aquí para allá con su modus vivendi, sin asentarse y esperando la voluntad ajena, ¿no tiene acaso analogía con esos políticos que hacen lo mismo?. ¿Dónde reside la diferencia?. Ya está, me he dicho deslumbrada por mi clarividencia, no en la flauta (no en la que les cuelga a todos, no piensen mal), porque los congresistas son como el de Hamelín, que nos encandilan con sus trinos vocales, no, la diferencia está en los perros, que no me consta que tengan ninguno de ellos, o al menos no los llevan de campaña electoral (hacen mal, a los amantes de los animales nos provocaría un punto emotivo que nos incentivaría al voto, aunque igual perdían los de los que se quejan de las cagadas de los perros en las aceras). En resumen, que entre las pastis, la quimio y el alcohol me voy: Si quitamos los perros y dejamos las flautas y el nomadismo, y dado su más que obvio pijismo, se me ocurre el calificativo de "pijo flautas". ¿Qué les parece?. Pues hala, les regalo el copyrighht. Gratis total.
involucrado en la lista del PP en Madrid