Desde niña me enseñaron a comer con la boca cerrada, sentarme con las
piernas juntas, hablar cuando se me preguntara, dar las gracias y no
soltar palabrotas. La reprensión solía ir acompañada de un: "eres una
marrana" y "nunca llegarás a ser nada". Tenían razón: Aquí me tienen.
Naturalmente que había más: "Estudia; no seas zángana. Tienes que
formarte. Sé una persona culta. Sigue los buenos ejemplos". Etc.
Hablando de buenos ejemplos, no crean que una no ha intentado buscar y
seguir modelos dignos de imitación, pero claro, no coincidían los
presupuestos con los por supuestos, y así mis referentes eran, a ojos de
mis educantes, indignos de la educanda. Qué rollo para decir que tomo
como modelo, referente y me hago super, super, super fan de la Andrea
Fabra, que como ya sabrán soltó en pleno Congreso el famoso: "Que se
jodan". Que además me importa un chumino si iba dirigido a los parados ,
a los socialistas o a la prima puta de Cuenca. Porque lo importante es
que, si un culo designado para ocupar el sillón por el dedo imputado de
su señor padre, es libre de soltar esos palabros en el ejercicio de sus
honorables funciones, por consiguiente los demás estamos más que
autorizados, por el principio de la igualdad de oportunidades y el
agravio comparativo. Así que ya lo saben, nada de reproches y
aprovéchense de que se ha abierto la veda. ¡A insultar! Y luego ya, si
eso, pues se disculpan diciendo que no querían insultar a estos, sino a
los otros. ¡Viva la libertad!. Y si no les gusta lo que han provocado:
¡que se jodan!
domingo, 15 de julio de 2012
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