sábado, 10 de diciembre de 2011
Alcahuetófono
Ha sonado la chicharra y he visto en el pantallófono que era mi inestimable amiga, la más cotilla del faranduleo local, así que me he despatarrado con el alcahuetófono pegado a la oreja dispuesta a pasar un buen rato de chismorreo titiritero. Total, que me dice que le ha llegado la programación Enero-Junio del Teatro Gayarre por correo, y yo la digo: pero si no ha salido nada en los medios de comunicación local, ávidos de cualquier cosa oficial con la que llenar la programación, ¿no han dado la rueda de prensa publicitaria de rigor, o es que ya no me entero de lo que leo?, y me dice que ella tampoco ha visto nada, pero que hay una ¡sorpresa!. ¿Y cuálo es ello, mi amor, la digo, qué han traído esta vez?, y me responde que como de costumbre programan una zarzuela: Luisa Fernanda, y la respondo que naturalmente, algo muy del gusto de las mamás, tías y esposas de algún que otro programador, consejeras y parlamentarios varios, pero eso no es novedad, y me dice que también ponen "La importancia de llamarse Ernesto", del Oscar Wilde, ambas en producción de la Fundación Municipal Teatro Gayarre.
¿Yyyyyyyyyyyyyy? Como no sea por la sexualidad del autor teatral, no veo que sea algo comprometido y de vanguardia, para variar, ¿cuálo es lo extraordinario?, le pregunto desencantada; pues que en el reparto de las dos producciones trabaja Jose Mari Asín.
¡Ay la leche!, exclamé, el que no nombraron director del Teatro y que le dijo al alcalde que nunca aceptaría el cargo mientras siguiera como regidor local?. Esto no hay quien lo entienda. Bueno, lo cortés no quita lo valiente, pero pagaría con gusto una entrada para ver el arco de chispas desde el escenario al palco. Oye, ¿y tú crees que en una ciudad tan jotera como esta, donde se perdona que un tenor cante afónico y suelte un gallo por los "cojones que laechau", se formará una división de aplausos de apoyo o repulsa?, ¿no me quieres feriar una entrada?. No, me ha contestado la marrana, que yo sí soy amiga del Gayarre y tú no, y ya tengo el cupo hecho con el cenutrio que se me queda dormido en la butaca de al lado. Tendrás que hacerte la simpática con alguna acomodadora, a ver si te cuela, o te vas a formar parte de la fila a la taquilla, que el relente te sentará bien al cutis.
Bueno, dije yo, ya me buscará la vida el prejubilado, que disfruta haciendo cola y peleándose con los que se quieren colar, yo, en cambio, disfruto viendo la pelea y sueño con el día en que lo vea revolcarse por el barro enzarzado a guantás. Ay, ¿y si eso pasara entre los protagonistas de la historia esta en pleno pasillo de la platea, el uno saltando desde el palco y el otro del escenario dispuestos a morderse la yugular? Soy capaz de tragarme el pastel zarzuelero por ver cumplida la expectativa. ¡Qué bicho soy!
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