martes, 27 de abril de 2010

Comilonas


Ni se imaginan cómo me encorajina darle la razón al de la regulación; más que pronunciar protomedicato y preguntarme si la Kutz habrá pasado por alguno. Verán, yo le propuse paliar la crisis yéndonos a vivir una temporada indeterminada a ese piso que pagan los padres del partner de mi niño y que es un lujo asiático en comparación con nuestra chabola de protección oficial con vistas a parque y empresa altamente contaminante. Fui haciendo caso omiso de sus argumentaciones tipo "pero si no nos pueden ver" y lindezas por el estilo, razonándole que podíamos dejarnos caer con lo puesto, y ya luego, conforme lo dictase la necesidad pituitaria, además de la manutención conseguiríamos renovar el vestuario y hacernos un fondito de armario, pero no. Concluyó con esa frase que le ha hecho famoso: "Mira Paqui, como en casa en ningún lau". Y con eso te quedas. Luego me reprocha que lo mismo digo yo cuando volvemos de alguna inolvidable excursión a las que esporádicamente me lleva, sin tener en cuenta que lo suelto como reproche, porque nunca visitamos tugurios con chinches de pedigrí. Aún se atrevió a rematar diciendo que no le parecía muy digno. ¡Digno!. ¿Pero es que es digno lo que hacíamos los domingos desde las navidades, cuando casi se ahoga el partner con mi sopita y ya no nos han vuelto a dirigir una llamada ni un mensaje de ahí te pudras, ni a invitar a comer en el chino de abajo?. Sí, lo sé, se me ocurrió a mí, pero es que el hambre agudiza el ingenio. Nos acercábamos a los hospitales y localizábamos habitaciones con paciente sin acompañantes (hay más de lo que parece), donde nos refugiábamos hasta el reparto de las bandejas con la comida, entonces, con una amplia sonrisa, salíamos a la puerta y se las cogíamos de las manos a la auxiliar, que encima nos daba las gracias por ahorrarle unos pasos, y nos poníamos como el quico, aunque fuera menú diabético. Lo malo de estas cosas es que les coges gusto, pese a la dieta sin sal, y te confías, así que una lagarta, que no debía librar nunca porque no se fiaba de que al volver no tuviera puesto de trabajo, nos caló y nos pillaron en pleno banquete escondidos en el baño de la habitación. "Esto no lo he visto ni con los que no les renuevan contrato de sustitución", exclamó una enfermera mientras me quitaba el yogur de la mano. "Pero si ya está abierto, qué más le da que lo acabe", me defendí inútilmente, mientras un celador se preguntaba "¿ a dónde nos están llevando estos?". No se me ocurre respuesta.
Viene esto a cuento, por la noticia del final de página. Así que he tenido que darle la razón cuando me ha dicho: ¿"ves lo que piensan estos si no vives en el piso?, que estás en el dúplex de la costa y no en casa de tus niños para que te mantengan. Te lo dije y lo verás, tras de pobre, apaleado".
Me ha venido a la mente una habitación que yo veía siempre desocupada. Total, te pones un camisón con el culo al aire y a vivir de la sanidad pública, si además tre cae un MIR y le puedes decir aquello de "me duele aquí" y te explora sin contemplación, qué más puedes pedir. Disculparán que no dé más pistas, no vaya a ser que nos la pisen.
http://www.noticiasdenavarra.com/2010/04/27/sociedad/navarra/sancionados-57-propietarios-en-2009-por-no-acreditar-residencia-en-vpo
Sancionados 57 propietarios en 2009 por no acreditar residencia en VPO
La sanción por una infracción grave (un año sin habitar la vivienda) es de 4.500 euros y que al tercer aviso puede conllevar la expropiación

La Policía Foral inspeccionó en total a 282 titulares de una vivienda protegida y no se expropió a nadie.

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