domingo, 23 de mayo de 2010

Sierra Morena



Lo sé soy burra, mucho, no me duelen prendas interiores por reconocerlo, soy ansí. Pero tengo una virtud y es que tiro de wikipedia y salgo bien parada, que parece que soy ilustrada como una ensalada y no burraca de acelga. Por eso, cuando leí el destacado que había dicho Yolanda y luego leí la declaración, pensé que le habían hecho un favor: Barcina, que pidió además que una hipotética reforma fiscal "no sea de efecto Curro Jiménez, robo a los ricos para dar a los pobres".
Yo empecé a hacer cábalas sobre por qué Curro Jiménez y no Robin Hood, que tiene peliculón en cartel, y no me venía al consciente, desde el insensato, más que la afinidad del apellido. Jiménez. Y la asociación con bandolerismo. Yo fantaseaba con Sancho Gracia y Russell Crowe, y seguía sin entender nada. Entre verdes bosques de Nottingham y la pedregal Sierra Morena, entre la sudorina chicharrera y el frescor del bosque, el perfume de mi baño. En fin, que una es rara y no entendía nada, porque puestos a elegir prefiero ser asaltada y abandonada por el bandolero, que recluída de por vida en la choza de Losley con mi precario inglés. Digno todo de un psicóticoanálisis. Pero en estas, me percato de que el tal Jiménez es un personaje de ficción televisiva, el Curro quiero decir, como de haberlo visto en la época de becaria universitaria y haberte marcado para siempre, no en la mía, que yo fantaseaba con El llanero solitario y las novelas de Marcial Lafuente Estefanía, que una ni es tan joven ni leída, sino en la de la hablante. Total, que en lugar de dejarme arrastrar por lo ofensivo de la obviedad del "hay que darle al rico y quitarle al pobre", que cualquier mal aprendiz de interpretación de lapsus se daría cuenta de que no es una traición del inconsciente, sino programa electoral, siento un síndrome formativo degenerativo y me dejo llevar por la trivialidad inconsistente del Jiménez. Ya no sé lo que me digo, el vermú me pone cabezona. La cuestión no es la duda Hamletiana del "qué es más noble para el espíritu, establecer unos impuestos equitativos o dejar que definitivamente, otra vez los de siempre, se queden con todo," sino la veracidad y quintaesencia del tal Curro Jiménez.
Y mira por dónde, una descubre que el tal no existió, pero sí El Tempranillo, Juan Palomo, Luis Candelas, etc. y que tuvieron su origen en la desconfianza hacia su propio ejército de Fernando VII, y que además hubo bandolerismo por toda España, incluída Navarra y La Mancha, siendo alguno célebre como Lucas de Burgos "el afanador de Cabra".
En fin, que espero que tras esta leve disertación, el equipo de asesores de la futura candidata vea merecidamente reducido el sueldo que, seguramente, cobrarán de la administración y eliminado su acceso al internés, que no les vale ni para chatear. Y que el bandolero Jimenez, ocupe su indubitado lugar en la ficción.

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