sábado, 8 de enero de 2011

Vueltas en la red


Hoy me he desayunado leyendo el artículo del Diario de Noticias en el que Xabi Larrañaga trata sobre la hipótesis: ¿Torturaría usted a quien estuviera a punto de volar el Camp Nou en el Barça-Madrid? Eso preguntó a sus lectores Inocencio Arias antes del partido. Diplomático jubilado, se hace llamar ahora, y nunca estuvo mejor dicho. Añadiendo dramatismo a la hipótesis afirmó que en el estadio habría cien mil personas y que sólo faltarían 32 minutos para que la bomba explotase. Sea franco, ¿torturaría usted en tal caso?, insistió Inocencio, todo inocencia.

Bueno, me dije, esto no es novedoso, esto es darle la vuelta al dilema de toda la vida de si anteponer el bién común al particular. El principio maquiavélico de "El fin justifica los medios". Recuerdo la obra "En la red", del innombrable Alfonso Sastre, que para escándalo y revulsivo de la sociedad española de los 60 y 70 del milenio pasado, planteaba el problema de si un grupo terrorista tendría que cometer un atentado sabiendo que habría víctimas ¿inocentes?, ¿hay víctimas culpables merecedoras del castigo, al estilo del infierno cristiano?. Nada nuevo bajo el sol. Ese conflicto dramático también lo han tratado infinidad de autores de una u otra manera. La diferencia, el matiz, está en la palabra "tortura", que si entráramos a afinar podríamos considerar como un daño menor sobre la muerte o lesiones irreversibles. ¡Qué tiempos en que soñábamos cambiar la sociedad desde el escenario!.
¿De qué se escandaliza, pues, el Sr. Larrañaga?, ¿de que el péndulo se encuentre en el extremo de la derecha, que se plantea lo que la izquierda lleva años dándole vueltas?. Sí, eso es, el enfoque, el punto de vista, el que los "contrarios" se planteen la cuestión, liderada por la duda moral de Felipe González de si habría dado la orden de volar a los asesinos que perpretaron el crimen de la T-4 para salvar a las víctimas de aquel atentado.
Miren, voy a concluir a mi manera: desde los 70 del franquismo, la violencia terrorista no ha dejado de anteponer la prioridad del fin sobre los medios, primero liderando la liberación del yugo franquista y después la independencia territorial y la salida de una situación a la que no saben poner fin. Que al Estado lo condenen porque unos guardias civiles han ejercido torturas tampoco es bueno. Lo malo es justificar una violencia, la que sea, porque se está justificando la contraria, y no me vengan con que unos están obligados al respeto de las leyes y los otros no, porque entonces sí estarán obligados al cumplimiento de la pena. Son las reglas del juego y hay que asumirlas.
Otra generación perdida en dudas.

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