miércoles, 18 de agosto de 2010

Los amantes de Afganistán


En otro tiempo habrían dado para tragedias de amor romántico: Romeo y Julieta, Los amantes de Teruel, Bodas de sangre... amores imposibles en contra de la convención social. A día de hoy solo nos conmueve la información de alguna organización que consigue tener repercusión mediática y en casos puntuales, porque no llega a todo. Vivimos adocenados y sin saber por dónde tirar. Estoy hablando de esas parejas que han sido lapidadas en Afganistán por el mero hecho de querer reconducir sus vidas con la persona que les apetecía y no la que les habían asignado en suerte.
¿Ande está Afganistán, eso no es lo de los talibanes?, pues sí, lo es. Es ese país donde las fuerzas internacionales, incluídas las españolas, están en una operación de paz intentando controlar a los talibanes para que no se hagan con el país y localizar a Bin Laden, de paso que se les lleva la democracia. Al menos eso nos contaron. Luego supimos de la gran riqueza en minerales que tiene el país ese y entendimos un poco más las razones de la intervención. Lo que ya me resulta un pelín más difícil de tragar es que en la zona donde está el ejército español hayan lapidado a una de esas parejas sin que nuestros muchachotes hayan hecho nada. "No ingerencia, no intervención en las leyes y costumbres del país que nos acoge. Respeto absoluto". Y una mierda. Mucha solidaridad a través de internet, mensajes por aquí y por allá intentando influir en las decisiones gubernamentales de Irán, al que interesa poner en la picota por sus pretensiones nucleares, pero de los otros, "sin comentarios". Eso sí, la menestra del ramo, la Aído, defiende a las policías de Melilla, muy bien, o se mete en el terreno taurino sacándalo del debate político, no sé por qué.
Querida Bibiana: ya sé que es duro tirar piedras contra tu propio gobierno, pero me habría gustado escucharte algo sobre este tema, bonita, que al fin y al cabo algo se podría haber intentado hacer, pienso, aunque luego todo lo arreglaremos con el respeto debido y el victimismo de aldeana y las distracciones con la batalla de la Trini y el Gómez, o la subida de impuestos. Que lo sepas, yo estoy en tu lado, pero hay que poner un poco más de mondongo en el cocido.
Me da vergüenza.

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