Oímos girar la tapa de la mirilla sin obtener respuesta, así que insistimos aporreando el timbre con la delicadeza que nos caracteriza. Al fin, antes de que se quemara, abrió la puerta y asomó su carita de arpia por la rendija. ¡Tieta!, exclamé con la mejor de mis falsas sonrisas. Qué se os ha perdido por aquí? fue su amable respuesta. Ay Tieta estábamos preocupados por ti y ya que no contestabas al teléfono, no nos ha quedado mas remedio que venir a ver si estabas bien. Cinco horas de autobus y desasosiego; ¿nos dejas entrar?, es que me vengo meando.
- Si no hay mas remedio; pero os podiais haber ahorrado el viaje, y si habeis pensado en quedaros a celebrar la Navidad, vais dados. No hay turrón en esta casa.
En mi apresurada carrera hacia el retrete, vi en la pared del pasillo un teléfono nuevo colgando de la pared. Era moderno y tenía pantalla.
- ¿Has cambiado el aparato?, pregunté interesada, mientras hacía equilibrios sobre la taza.
- Me lo cambió un indio de la tienda de abajo. El otro cachivache la diñó y la telefónica me quería poner televisión, internet y no sé qué más. ¡A tomar por el bul! Hablé con Abdul y tan pancha. Me hizo el cambio y ahora viene a telefonear a su país la sudamericana de enfrente y no pago un duro; tuve que cortar el rollo porque se hacía cola en la escalera para llamar y me amenazaron los del locutorio de enfrente, que por mí, ya que les mangan el dinero en viajes que no viajan, al menos que casquen gratis. Que aprendan los empresarios. Además veo quién me llama y si me da la gana no contesto, ¿te has enterado?.
Nunca olvidaré ese emotivo momento, ahí perdí definitivamente el equilibrio y me senté. El pánico alcanzó cotas indescriptibles cuando vi que no había papel y tuve que hacer uso de mi último kleenez de imitación. No crean que no olvido por el desaire, no, es por los granitos que desde entonces me acompañan en el pliegue del muslo y que no consigo eliminar con cremas varias. Todo sea por el espíritu navideño.
Tieta, la dije cariñosa, si sigues así vendrán los de malestar social y te querrán llevar a un albergue de indigentes.
Que vengan, contestó bravucona, anda que no tienen tajo aquí en el Raval. Y soltó una frase en catalá que prefiero no transcribir ni traducir, no vaya a ser que los de malestar se molesten en sus horas de trabajo en que navegan por internet. Salut compañeros. Lo de compañeros es por lo de la atención a los mayores.
En fin, que nos hemos pasado las nadals en mi Barcelona del alma apoyando y a costa de la tieta y maldurmiendo en ese catre que ella llama camita auxiliar con orientación feng shui, o sea en diagonal, que se caía la almohada en cuanto respirabas. Nada como la familia.
Y qué bonita estaba la ciutat. Se nos ponía cara de bobos al ver la iluminación de la Rambla, que nos decía la tieta: sembleu tontos del cul, que en el vostre poble no posen llums?.
Yo les invito a hacer comprender a una octogenaria la política local y sus criterios decorativos. Se partía de la risa cuando le contaba lo del Paseo Sarasate y los 4 arbolitos iluminados en el camino a ese centro comercial que abrirá sus puertas el domingo día 3. Ya me dijo: hija cómo has cambiado y qué moderada estás, casi no te conozco. ¿Te acuerdas cuando venías a la salida del Liceo con el "Manifiesto Comunista" debajo del brazo a escandalizar a los burgueses que salían de la ópera?
Sí tieta, la contesté, pero se me empezó a pasar cuando una de aquellas señoras con abrigo de piel me dijo por lo bajinis que si no me quería socializar a su sobrina, que la tenía harta.
En fin, que ya hemos vuelto al hogar dulce, de protección oficial, hogar, no sin antes dejarle bien limpito el trono a la Reina. Al menos la hemos apartado un poco de la programación televisiva, aunque, como dice ella, es la mejor del año. Se lo pasa pipa viendo los anuncios de cosmética masculina. ¡Qué hombres, hija!, dice en su sofá. ¿A quién habré salido?.
¡Que sean ustedes felices!
miércoles, 30 de diciembre de 2009
Feliç any 2010
jueves, 17 de diciembre de 2009
Desformación académica
Lo contaré: Con su carita angelical se defendió inutilmente. "No es necesario, te lo juro, no ha habido motivo", pero yo estaba dispuesta a todo y su error fué resistirse. Esgrimí el peine eléctrico y le asesté una descarga que le ha dejado convaleciente. No entraré en detalles sanguinolentos. En mi descargo diré que no tengo buen pulso. Errar es humano. Dejémosolo así, porque hay otras causas que desequilibran mi inestabilidad mental. A ver, como pacienta ¿podría exigir que en la consulta ginecológica se exhibieran los títulos de la personita que se asoma a tu entrepierna?. Lo digo porque me inquieta esa libertad formativa que se atribuye, por ejemplo, la Universidad de Navarra, que dice que no piensa formar a sus alumnos de medicina en abortos y técnicas similares. Pónganse en nuestra situación: despatarrada en la camilla, con alguien que acabas de conocer hurgándote los entresijos, levantas la vista a la pared y descubres que cursó la especialidad en un centro que no considera ético formarle en chichilandia y que te está explorando con las gafas de sol puestas y apunto de vomitarte en la joya de la familia, ese lugar pecaminoso. ¿Tengo derecho, o no, a soltarle una patada en los morros y alegar pánico incontenible?. A ver Erenchun, tú que opinas. Pues en esas estamos, que no sabemos lo que sabe la sapiente persona que tienes entre las patas y con qué nivel de ignorancia se sacó el cum laude.
Yo se lo explico al de la regulación, postrado en la cama mientras le aplico tintura yodada en las heridas de guerra: Mi amor, hazte una idea. Os pasais la vida temiendo la exploración de próstata y no tiene punto de comparación. Si no hace falta irse por ahí para protestar, con lo que tenemos en esta tierra, que es la monda, que vas a la farmacia a comprar dentífrico y te dicen que tienen objeción de conciencia dental, que no hubieras comido golosinas y te aguantes la caries, pero que tienen una crema con colágeno que va ideal para los labios y así no se notará que te faltan los piños. A lo que hemos llegado.
Así que me he dado a la lectura. Observé un tumulto en la puerta de la tienda de revistas y me dije: "pelea, pelea", y me eché a la calle dispuesta a sacar la rabia que no me deja engordar. ¿Saben lo que pasaba?, que había salido a la venta la revista con las fotos de Belén Esteban y su reconstrucción napial, o facial, y había bofetadas por ver el resultado. Cuando me asomé por encima del hombro de una señora muy bajita que tenía un ejemplar, no pude contenerme y exclamé: "Pero si es la Rociíto", se armó la marimorena. Que si no, que si sí, que esa napia la quiero para mí. Vean, comparen y díganme si tengo, o no razón. ¿Comprenden por qué desde ese día no despego mis ojos de las lecturas? Para que digan que la TV nos atonta y nos vuelve incultos. Yo no sé para que van a la Universidad, tus padres se gastan un pastón, no aprendes nada y te pasas la vida escudándote en la conciencia para no ejercer. Con lo que se aprende en la pantalla plana. Si es que...
Yo se lo explico al de la regulación, postrado en la cama mientras le aplico tintura yodada en las heridas de guerra: Mi amor, hazte una idea. Os pasais la vida temiendo la exploración de próstata y no tiene punto de comparación. Si no hace falta irse por ahí para protestar, con lo que tenemos en esta tierra, que es la monda, que vas a la farmacia a comprar dentífrico y te dicen que tienen objeción de conciencia dental, que no hubieras comido golosinas y te aguantes la caries, pero que tienen una crema con colágeno que va ideal para los labios y así no se notará que te faltan los piños. A lo que hemos llegado.
Así que me he dado a la lectura. Observé un tumulto en la puerta de la tienda de revistas y me dije: "pelea, pelea", y me eché a la calle dispuesta a sacar la rabia que no me deja engordar. ¿Saben lo que pasaba?, que había salido a la venta la revista con las fotos de Belén Esteban y su reconstrucción napial, o facial, y había bofetadas por ver el resultado. Cuando me asomé por encima del hombro de una señora muy bajita que tenía un ejemplar, no pude contenerme y exclamé: "Pero si es la Rociíto", se armó la marimorena. Que si no, que si sí, que esa napia la quiero para mí. Vean, comparen y díganme si tengo, o no razón. ¿Comprenden por qué desde ese día no despego mis ojos de las lecturas? Para que digan que la TV nos atonta y nos vuelve incultos. Yo no sé para que van a la Universidad, tus padres se gastan un pastón, no aprendes nada y te pasas la vida escudándote en la conciencia para no ejercer. Con lo que se aprende en la pantalla plana. Si es que...
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sábado, 12 de diciembre de 2009
Todo sea por el trabajo.
Ayer me dijo: "Ya estoy harto, hay que hacer algo, me voy a Madrí".
Yo me puse en P a las órdenes de ¡Pedrooooo!, o sea, a hacer la Magnani, pero en lugar de correr con las pechugas parriba, me tiré al suelo y me agarré a sus gemelos, los de la pierna, y me dejé arrastrar por el pasillo, camino de la habitación del niño, gritando que no me dejara, que eso era injusto, que le había dado lo mejor de mi diva, digo vida, pero él llegó hasta el armario y sacó lo único que el niño dejó dentro después de su famosa salida: la bandera. Enarbolando la arco iris sujeta por el mástil, proclamó que había que defender el empleo. ¿Pero cuál (grité yo, dramática perdida), si no tienes, desgraciao?. "No importa, el de todos", se puso épico y peripatético. Y se fué con lo puesto. Yo le amenacé apoyando las tetas en el pasamanos de la escalera: "Me bajaré al parque, hay padres nuevos en el barrio y sabes cómo me pongo cuando veo un primerizo, que no me controlo, que me pierdo", pero no sirvió de nada. "Asqueroso ( le dije convincente), si la manifestación es mañana, ¿por qué te vas hoy, por que no te vas en sus autobuses y que te den bocadillo sindical?, arruina familias, ¿dónde te vas a meter?". "En el piso de los amigos de tu hijo", me contestó a plano picado desde el portal. "¡A Chueca, ¿te vas a Chueca, so guarro?!", gemí sujetándome en la columna de hierro. "Todo sea por la causa, mi amor. ¡Viva el sindicalismo!", soflamó abriendo los brazos con la bandera, que parecía que se iba a arrancar con el I'm chingin in the rain desde la puerta de aluminio y cristal, antes de dar un portazo que la dejó más deformada. Qué guapo estaba el canalla. Esa es la síntesis de nuestra relación, él hace musical mientras yo me me doy a la tragedia. Subí arratrándome por los escalones de protección oficial, apoyada en la pared desconchada y con pintadas obscenas, cerrando mi rebeca sobre el vientre y subiendo mis tetas, con los mechones de pelo cayendo sobre mi frente. Las puertas se cerraban sigilosamente, unas más que otras no crean, que hay mucha mala leche en la casa, y escuché un "otra vez esos...", que me remató. Me quedé sentada en el descansillo gritando como una posesa mi desgracia, más que nada por hacer escena y por joder.
Hoy he creído verle, entre los efluvios de la cazalla, en el telediario, tirando huevos a un cartel. En el contraplano el huevo impactaba en una foto de Rajoy, resbalando el mejunje de clara y yema sobre el careto. Seguro que no ha sido él, he pensado, ese no le da ni de refilón. Vaya manera de areglar el país. ¿Y los huevos?, la duda ha empezado a corroer mi ya atormentadísima mente, ¿serán de Chueca?, ¿es lo que podemos llamar un Chuecahuevazo en los morros?, y me ha dado la risa floja. Yo soy así de simple.
Mañana vuelve, creo. Estoy preparando un cepillo eléctrico para las liendres. Son los sacrificios de la revolución. Les contaré.
Yo me puse en P a las órdenes de ¡Pedrooooo!, o sea, a hacer la Magnani, pero en lugar de correr con las pechugas parriba, me tiré al suelo y me agarré a sus gemelos, los de la pierna, y me dejé arrastrar por el pasillo, camino de la habitación del niño, gritando que no me dejara, que eso era injusto, que le había dado lo mejor de mi diva, digo vida, pero él llegó hasta el armario y sacó lo único que el niño dejó dentro después de su famosa salida: la bandera. Enarbolando la arco iris sujeta por el mástil, proclamó que había que defender el empleo. ¿Pero cuál (grité yo, dramática perdida), si no tienes, desgraciao?. "No importa, el de todos", se puso épico y peripatético. Y se fué con lo puesto. Yo le amenacé apoyando las tetas en el pasamanos de la escalera: "Me bajaré al parque, hay padres nuevos en el barrio y sabes cómo me pongo cuando veo un primerizo, que no me controlo, que me pierdo", pero no sirvió de nada. "Asqueroso ( le dije convincente), si la manifestación es mañana, ¿por qué te vas hoy, por que no te vas en sus autobuses y que te den bocadillo sindical?, arruina familias, ¿dónde te vas a meter?". "En el piso de los amigos de tu hijo", me contestó a plano picado desde el portal. "¡A Chueca, ¿te vas a Chueca, so guarro?!", gemí sujetándome en la columna de hierro. "Todo sea por la causa, mi amor. ¡Viva el sindicalismo!", soflamó abriendo los brazos con la bandera, que parecía que se iba a arrancar con el I'm chingin in the rain desde la puerta de aluminio y cristal, antes de dar un portazo que la dejó más deformada. Qué guapo estaba el canalla. Esa es la síntesis de nuestra relación, él hace musical mientras yo me me doy a la tragedia. Subí arratrándome por los escalones de protección oficial, apoyada en la pared desconchada y con pintadas obscenas, cerrando mi rebeca sobre el vientre y subiendo mis tetas, con los mechones de pelo cayendo sobre mi frente. Las puertas se cerraban sigilosamente, unas más que otras no crean, que hay mucha mala leche en la casa, y escuché un "otra vez esos...", que me remató. Me quedé sentada en el descansillo gritando como una posesa mi desgracia, más que nada por hacer escena y por joder.
Hoy he creído verle, entre los efluvios de la cazalla, en el telediario, tirando huevos a un cartel. En el contraplano el huevo impactaba en una foto de Rajoy, resbalando el mejunje de clara y yema sobre el careto. Seguro que no ha sido él, he pensado, ese no le da ni de refilón. Vaya manera de areglar el país. ¿Y los huevos?, la duda ha empezado a corroer mi ya atormentadísima mente, ¿serán de Chueca?, ¿es lo que podemos llamar un Chuecahuevazo en los morros?, y me ha dado la risa floja. Yo soy así de simple.
Mañana vuelve, creo. Estoy preparando un cepillo eléctrico para las liendres. Son los sacrificios de la revolución. Les contaré.
jueves, 10 de diciembre de 2009
Aminatu
Desde que saltó el escandalazo Aminatu Haydar he querido decir algo, pero lo encontraba todo ya en los artículos que leía, o tal vez no se me ocurría nada y simplemente estaba de acuerdo con lo que escribían los demás.
Cuanto más tiempo pasa más se enreda el problema y más sinvergonzonerías se escuchan. Hoy le he oído decir al ministro de Justicia marroquí, que la culpa de lo que pasa es de Aminatu: ¿Quién la obliga a hacer una huelga de hambre?
Voy a contener mi lengua, dada a soltar el calificativo con rapidez.
Que no se nos olvide el origen del problema: Marruecos, país que se hizo de mala manera con el Sáhara para no hacer nada por él, demuestra su amor por los Saharuis quitándoles el pasaporte y poniéndoles en un avión rumbo a otro país, en este caso el nuestro, España.
Esto, que va contra el más simple derecho de cualquier ciudadano, convierte en culpable a la víctima y organiza un escándalo monumental, trufado de declaraciones vergonzosas por parte de los dirigentes de los dos países, y ya de paso de los que tenemos alrededor.
No voy a decir nada de Marruecos, un pais feudalista del que no se puede esperar gran cosa, excepto que su Rey se aficione a los placeres parisinos, que no a sus "Luces".
Sí voy a decir algo de mi país: me da vergüenza su incapacidad de solucionar este problema.
A usted le invito a ponerse en el lugar de esta mujer. Imagine que usted llega al aeropuerto y la policía le quita el pasaporte y le factura a Marruecos, donde al llegar usted es nadie. ¿Qué le parece, no se le ponen los pelos como escarpias? ¿Usted qué haría? Y ahora piense que usted no tiene relevancia política alguna, que es un desconocido, que nadie le va a prestar su apoyo. ¿Comprende por qué el derecho y su respeto es tan esencial?
Dicho.
Cuanto más tiempo pasa más se enreda el problema y más sinvergonzonerías se escuchan. Hoy le he oído decir al ministro de Justicia marroquí, que la culpa de lo que pasa es de Aminatu: ¿Quién la obliga a hacer una huelga de hambre?
Voy a contener mi lengua, dada a soltar el calificativo con rapidez.
Que no se nos olvide el origen del problema: Marruecos, país que se hizo de mala manera con el Sáhara para no hacer nada por él, demuestra su amor por los Saharuis quitándoles el pasaporte y poniéndoles en un avión rumbo a otro país, en este caso el nuestro, España.
Esto, que va contra el más simple derecho de cualquier ciudadano, convierte en culpable a la víctima y organiza un escándalo monumental, trufado de declaraciones vergonzosas por parte de los dirigentes de los dos países, y ya de paso de los que tenemos alrededor.
No voy a decir nada de Marruecos, un pais feudalista del que no se puede esperar gran cosa, excepto que su Rey se aficione a los placeres parisinos, que no a sus "Luces".
Sí voy a decir algo de mi país: me da vergüenza su incapacidad de solucionar este problema.
A usted le invito a ponerse en el lugar de esta mujer. Imagine que usted llega al aeropuerto y la policía le quita el pasaporte y le factura a Marruecos, donde al llegar usted es nadie. ¿Qué le parece, no se le ponen los pelos como escarpias? ¿Usted qué haría? Y ahora piense que usted no tiene relevancia política alguna, que es un desconocido, que nadie le va a prestar su apoyo. ¿Comprende por qué el derecho y su respeto es tan esencial?
Dicho.
jueves, 3 de diciembre de 2009
Día de Navarra
Una, que tiene raíces catalanas, echaba en falta una costumbre para celebrar el Día de Navarra. Hubo un intento frustrado de los pasteleros locales, ofertando el brazo del Santo a modo de postre, pero parece que no cuajó. Y eso que con la tradición del pastelito dominical parecía que podía tener éxito.
Así que me devanaba el cacumen en qué hacer, que no fuera explotar al niño y bajarnos a comer al chino, cuando se me encendió la bombilla al ver que una firma ha lanzado un línea de lencería, bisex, del Real Madrid: ¡Sorpresa!, he exclamado al pié de la cama donde dormitaba el de la regulación. Ataviada con su blusón sanferminero y al son del "No te vayas de Navarra", he iniciado un estristres indigno de los peores antros de perdición, ante sus ojos legañosos y atónitos. Yo veía la expresión de su cara y sabía lo que pasaba por su cabeza, que no es lo que ustedes piensan, sino el recuerdo de la celebración de la diada, cuando le envolví la rosa y deshojé el libro sobre la cama, pero superamos la confusión alcohólica y nos rebozamos en tinta de best seller. Al fin y al cabo íbamos a ir a ver la peli, ¿para qué leer semejante tocho?. Hoy, tras el blusón, han caído los demás símbolos del navarrismo cañí: la faja roja y los pañuelicos; al verlos desprenderse ha rugido como una fiera salvaje, haciéndome soltar un gallo de vicetiple agobiada en el agudo final. ¡Viva Navarra!. A su imaginación lo dejo.
¿Y esta marrana por qué nos cuenta esto?, pensarán ustedes. Pues por dar ideas. En lugar de tanto concierto y tanta mandanga musical, ¿No querían propuestas y proyectos para la capitalidad cultural?. Pues ahí va la mía. Si conseguimos que tradiciones de este cariz arraiguen entre nuestras gentes, verán qué giro copernicano da esta comunidad. Estoy segura de que incentivaría el turismo y la atracción por nuestras costumbres, envidia del universo.
Ahí queda. Gratis total.
Así que me devanaba el cacumen en qué hacer, que no fuera explotar al niño y bajarnos a comer al chino, cuando se me encendió la bombilla al ver que una firma ha lanzado un línea de lencería, bisex, del Real Madrid: ¡Sorpresa!, he exclamado al pié de la cama donde dormitaba el de la regulación. Ataviada con su blusón sanferminero y al son del "No te vayas de Navarra", he iniciado un estristres indigno de los peores antros de perdición, ante sus ojos legañosos y atónitos. Yo veía la expresión de su cara y sabía lo que pasaba por su cabeza, que no es lo que ustedes piensan, sino el recuerdo de la celebración de la diada, cuando le envolví la rosa y deshojé el libro sobre la cama, pero superamos la confusión alcohólica y nos rebozamos en tinta de best seller. Al fin y al cabo íbamos a ir a ver la peli, ¿para qué leer semejante tocho?. Hoy, tras el blusón, han caído los demás símbolos del navarrismo cañí: la faja roja y los pañuelicos; al verlos desprenderse ha rugido como una fiera salvaje, haciéndome soltar un gallo de vicetiple agobiada en el agudo final. ¡Viva Navarra!. A su imaginación lo dejo.
¿Y esta marrana por qué nos cuenta esto?, pensarán ustedes. Pues por dar ideas. En lugar de tanto concierto y tanta mandanga musical, ¿No querían propuestas y proyectos para la capitalidad cultural?. Pues ahí va la mía. Si conseguimos que tradiciones de este cariz arraiguen entre nuestras gentes, verán qué giro copernicano da esta comunidad. Estoy segura de que incentivaría el turismo y la atracción por nuestras costumbres, envidia del universo.
Ahí queda. Gratis total.
miércoles, 2 de diciembre de 2009
L'amour
Si te dijera, amor mío, que temo a la madrugada.
Así empieza la canción Al Alba, ¿recuerdan?. ¿Recuerdan la cantidad de pasteles edulcorados por Hollywood, que hemos tragado, contándonos historias de amor imposible hechas realidad? Por ejemplo, El Guardaespaldas, esa historia que todavía repiten de vez en cuando en TV y nos hace llorar de la emoción ante el sacrifico de la propia vida, y el triunfo del amor sobre egoísmos y diferencias raciales. Claro, estas cosas pasan en la pantalla, porque la realidad es otra. ¿Quieren una historia real, pero que siempre diré que es mentira?
Así empieza la canción Al Alba, ¿recuerdan?. ¿Recuerdan la cantidad de pasteles edulcorados por Hollywood, que hemos tragado, contándonos historias de amor imposible hechas realidad? Por ejemplo, El Guardaespaldas, esa historia que todavía repiten de vez en cuando en TV y nos hace llorar de la emoción ante el sacrifico de la propia vida, y el triunfo del amor sobre egoísmos y diferencias raciales. Claro, estas cosas pasan en la pantalla, porque la realidad es otra. ¿Quieren una historia real, pero que siempre diré que es mentira?
En una capital de provincias muy pagada de sí misma, residía un joven que, tras opositar a un cuerpo policial y sacar la plaza, se dejó llevar por su vocación, o afán profesional, y entró a formar parte de la élite de los protectores de las clases dirigentes, a las que, incuestionablemente, era fiel, no sólo profesionalmente, también ideológicamente. Acompañar a reuniones, viajes, comidas y los tiempos muertos en centros oficiales hicieron que su interés se centrara en una dirigente que no pertenecía al clan al que prestaba sus servicios, que era de un grupo opositor a los intereses que defendían aquellos a los que no solamente protegía, sino que escuchaba, veía y conocía de sus movimientos, citas, encuentros. La sospecha cayó sobre su figura. Cayó tanto, que lo cambiaron de destino. Ya no era de fiar. A silbar a la vía.
El triunfo del amor. El precio del amor. Siempre hay que pagar. Siempre hay que dar valor, valorar, aquello por lo que apostamos. Siempre hay que sacrificar. Si en "El guardaespaldas" y otras historias épicas, había que jugarse la vida para conseguir el amor, aquí había que jugarse el trabajo. Qué prosaico.
¿Qué les parece?. Una más.
El triunfo del amor. El precio del amor. Siempre hay que pagar. Siempre hay que dar valor, valorar, aquello por lo que apostamos. Siempre hay que sacrificar. Si en "El guardaespaldas" y otras historias épicas, había que jugarse la vida para conseguir el amor, aquí había que jugarse el trabajo. Qué prosaico.
¿Qué les parece?. Una más.
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