Me crucé en la escalera con el vecino policía, en mi comunidad tenemos de todo, y le pegué el repaso de rigor valorando sus anabolizantes, esteroides y demás hormonas con las que se hace el cuerpazo a medida. En esas va y le suena el telefonino y me quedo como en déjà vu y agarrada al pasa manos. ¿Y eso? le pregunto, me suena esa música. Como le acababan de comunicar que le quitaban un día de fiesta me contestó de mala leche: "Es la sintonía del Curro Jiménez, que nos la estamos poniendo de politono para que no se nos olvide quiénes son los bandoleros que nos mangonean en las leyes. Hasta las elecciones y más allá". E hizo un gesto como el del buzzlightyear y me quedé pasmada como el squeeze, deseando gimotear: ¡me ha elegido a mí!. Que me sé la peli de cuando éramos pudientes e íbamos al cine con el niño. ¡Qué tiempos, que hasta comíamos palomitas!.
Como no estaba dispuesta a perder una oportunidad, le dije que me la pusiera, que soy muy solidaria y yo también quiero llevarla. Le pedí el número de teléfono y me dijo que no, que me la pasaba por bluetooth, así que le dije que ya le daba mi número, y él que nada, que por el bluetooth, y yo que me hice la tonta y que no sabía encender el cachivache, que me lo toquiteara él, y me lo cogió, con esas manos de trincar chorizos que tiene, y se encendió, el bluetooth, y me metió la sintonía y me la puso por defecto. Yo encantada, como una boba, y como una lerda sigo con el Curro sonando cuando me llaman, que el de la regulación ya me ha interrogado a ver qué ha sido de La Internacional, que ya le he dicho: "chico, no sé qué hago con los dedos, que me meto por los menús y cambio las cosas sin darme cuenta, ya me toquitearás tú". Como siempre, vamos.
Como no estaba dispuesta a perder una oportunidad, le dije que me la pusiera, que soy muy solidaria y yo también quiero llevarla. Le pedí el número de teléfono y me dijo que no, que me la pasaba por bluetooth, así que le dije que ya le daba mi número, y él que nada, que por el bluetooth, y yo que me hice la tonta y que no sabía encender el cachivache, que me lo toquiteara él, y me lo cogió, con esas manos de trincar chorizos que tiene, y se encendió, el bluetooth, y me metió la sintonía y me la puso por defecto. Yo encantada, como una boba, y como una lerda sigo con el Curro sonando cuando me llaman, que el de la regulación ya me ha interrogado a ver qué ha sido de La Internacional, que ya le he dicho: "chico, no sé qué hago con los dedos, que me meto por los menús y cambio las cosas sin darme cuenta, ya me toquitearás tú". Como siempre, vamos.
Jodé, ¡qué jartá de reir! Muy buena entrada. Acabo de descubrir tu blog, me gusta.
ResponderEliminarOrundelico