lunes, 21 de febrero de 2011
Dignidad
El edificio Dakota siempre me ha provocado una extraña seducción, no es para menos con el asesinato de Lenon y el protagonismo de la película La semilla del diablo. De hecho afirmo que vivo en el Dakota local. Así que me he abalanzado como una posesa a leer el artículo sobre sus inquilinos y sus historias. Ya saben, ese vecindario tan exclusivo que se permite seleccionar a los compradores de los apartamentos y vetarlos. En el edificio hay dos residentes de color, negros, y uno de ellos ha decidido denunciar al consejo de propietarios por racistas. Una se pregunta dónde tenemos la dignidad. En el caso del denunciante es evidente que en los intereses, porque sabiendo lo que sabe, lo denuncia ahora que le niegan la compra de un apartamento anexo al que ya posee. Otra indignidad que me llama la atención es que la cantante Roberta Flack, la segunda residente de color del edificio, soporta tener que sacar a pasear a su perro utilizando el montacargas, cuando el resto de inquilinos lo hace en el ascensor principal. Roberta no ha dicho nada y me asombra que aguante un racismo tan flagrante. ¿Es más importante el vivir en ese edificio que la dignidad; qué somos capaces de aguantar, cuál es nuestro precio? Sigo sin ser capaz de darme respuestas.
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