martes, 28 de septiembre de 2010
Me juego el pan de mañana
Con la edad una ya no apuesta más allá de la primitiva y algún que otro cuponazo de la O.N.C.E., por no hablar de la lotería de Navidad, esa tan emotiva y melancólica, tan de compartir, no se bien qué, los buenos deseos será. Miren, hoy quiero apostar que estoy desacertada (música tonadillera), y voy a aventurar que la huelga será un fiasco. Al menos en numeritis. Veamos: Los sindicatos nacionalistas desmarcados, que ya la intentaron por libre. A los funcionarios (olvídense de los cuerpos y fuerzas de la seguridad), se les pidió hacer una huelga ellos solitos con los recortes iniciales (Primero vinieron a por los comunistas, y yo no hablé porque no era comunista... ¿Recuerdan a Niemoller?), ahora se les pide que hagan doblete y no por el mismo precio. Sinceramente, si yo fuera funcionaria le sacaría los ojos al representante sindical que viniera a pedirme que parara. Díganme quién nos queda que no tenga miedo a que le despidan y perder ese maravilloso contrato de perra gorda, o en menor medida, sufrir un descuento desproporcionado en su salario. Por cierto, hago una disgresión, ya saben que me voy por los cerros de Úbeda con facilidad, el otro día entramos a mirar un pantaloncito para el de la regulación y no conocí mas que a una dependienta, naturalmente la de mayor edad en el establecimiento, que me confirmó un tanto temosa lo que ya sospechaba: Pagando o sin pagar se deshicieron de todo el personal. No hace falta que les diga que se trata de una cadena que ahora pertenece a un fondo de riesgo británico. Si los inversores se llaman "de riesgo" ¿cómo llamaríamos a los trabajadores?.
A lo que ibas Paqui: que mañana igual comemos sin pan, pero que flaco favor se hacen gobierno y sindicatos tirándose de la cuerda en un pulso que jalea la derecha, cuando había que liarla parda contra esos señores tan ricos y potentes con los que el otro día se reunió el presidente Zapatero, sí esos de los "mercados" capaces de hundir un pais en la quiebra sin que les importe un pepino, al contrario, comprarían las islas puestas a la venta para salvar la economía, donde atrincherarse del resto del mundo y jugar a hundir la flota. Me pregunto si aprendieron con el tiempo, o si las revoluciones que en el mundo han sido nunca llegaron realmente a la raiz de la causa del hambre. Si detrás de los zares había terratenientes, si detrás de Maria Antonieta había lobbys, o únicamente había hambre.
Hay que volver a Miguel Hernandez. Gracias Serrat:
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