¿De qué están hablando cuando hablan del copago sanitario, que el todo gratis no vale?. ¿Acaso van a pagar los políticos de su bolsillo mi atención sanitaria? Por supuesto que no. ¿Y entonces, qué es lo que creo no entienden estos personajes?. Porque ya pagamos la atención sanitaria, que ellos no me pagan nada, lo que hacen es administrar (no entremos en calificativos) nuestro dinero, el dinero que le damos a la administración para que nos preste servicios. Es como llamar a la policía y, en lugar de que no vengan, como acostumbran, aparezcan y te cobren un plus mientras te toman la denuncia de que te han robado la cartera.
Sigo pensando que estas gentes tienen una mentalidad cortijera de la política: Esto es mío y sus vais a enterar, gañanes. Lo que procede es hacerles ver que es al revés: Esto es nuestro y como lo administréis mal os vais a enterar, baldragas.
Al menos les haríamos entender que no están ahí para forrarse, sino para defender los intereses de los votantes y no los de unos lobbys que, además, les sobornan. El caso Zalba es un ejemplo. Una persona decente, cuando le ofrecen dinero, les saca a hostias del despacho y ni se molesta en mirar lo que le proponen y, mucho menos, defenderlo y hacerse luego el encontradizo en el bar: "lo suyo va bien".
Lo de la mujer del César de toda la vida.
Son capaces de dialogar y negociar con una banda terrorista y después ampararse en el miedo para no declarar. ¡Oiga, que el riesgo va en el sueldo, que a los demás nos ponen una bomba al paso y no cobramos!. Si yo fuera la menestra de interior le iba a dar, pero bien, al catedrático José Manuel Gómez Benítez, que se negó a contestar al fiscal quién había negociado en nombre de ETA, porque durante la reunión a la que asistí uno de los etarras me dijo: 'Vuestras armas son la prisión y la tortura; las nuestras, las pistolas. Y me dijo que a mí me pasaría lo mismo que a él le pasara".
No es ampararse en la impertinencia, sino en la cobardía.
Sigo pensando que estas gentes tienen una mentalidad cortijera de la política: Esto es mío y sus vais a enterar, gañanes. Lo que procede es hacerles ver que es al revés: Esto es nuestro y como lo administréis mal os vais a enterar, baldragas.
Al menos les haríamos entender que no están ahí para forrarse, sino para defender los intereses de los votantes y no los de unos lobbys que, además, les sobornan. El caso Zalba es un ejemplo. Una persona decente, cuando le ofrecen dinero, les saca a hostias del despacho y ni se molesta en mirar lo que le proponen y, mucho menos, defenderlo y hacerse luego el encontradizo en el bar: "lo suyo va bien".
Lo de la mujer del César de toda la vida.
Son capaces de dialogar y negociar con una banda terrorista y después ampararse en el miedo para no declarar. ¡Oiga, que el riesgo va en el sueldo, que a los demás nos ponen una bomba al paso y no cobramos!. Si yo fuera la menestra de interior le iba a dar, pero bien, al catedrático José Manuel Gómez Benítez, que se negó a contestar al fiscal quién había negociado en nombre de ETA, porque durante la reunión a la que asistí uno de los etarras me dijo: 'Vuestras armas son la prisión y la tortura; las nuestras, las pistolas. Y me dijo que a mí me pasaría lo mismo que a él le pasara".
No es ampararse en la impertinencia, sino en la cobardía.
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