Aistuvimos el sabado en Olite pa ver la clausura del Festival de Teatro Clásico. Más que nada porque era gratis y, como ice el chaval, de lo ques gratis el doble. ¿A quién habrá salido?
Total, que nos dimos la consabida vuelta y tras jalarnos un bocata tortilla nos aglomeramos con los demás pa ver el espectáculo. Como no había programa de mano no me sé los nombres de los artistas, ansí que me perdonen que no les mencione. La compañía era la Alicantina Carros de foc, especializada en teatro y espectáculo de calle.
Conque va y empieza el chou intentando despejar al respetable questabamos apretujaus alrededor un títere gigante, quera el único questaba sentau, bueno y algunos questaban por los balcones de las casas. Cuando ya nos apartan y arrempujan, un cañón de luz ilumina al muñeco y empieza a largar por el altavoz y se presenta como Salvador, moviendo la boca y los ojos con mucho arte. Aluego una mueta sale al escenario vestida de hada, con alas en la espalda y empieza a largar por un micro desos que parecen una mosca cojonera alau los morros. Se va del escenario y se sube encima un caballo enorme que manejan sobre un carro. Ella le habla al muñeco y éste le contesta. Pasean el carro-caballo rozando nuestros pies y la mueta siembra el espacio con polvos de oro que nos saldrán del pelo hasta el día nochevieja, que vendrán otros a hacer compañía a estos. La mueta, salerosa, agita las faldas encima el caballo como pa volar. En el escenario sale una y hace como de gimnasia rítmica con mallas azules. Luego salen dos y hacen malabares con fuego, con mallas rojas. Luego sale otra y hace ejercicios aéreos con dos bandas delante el ninot, pamí la mejor, y ahí vino el climax, porque con la artista y todo, una grúa tira del muñeco parriba y lo eleva los 9,30 metros que mide, con la otra colgando las cuerdas, y la música chunda chunda. Muy bonico y todos embobaus mirando aquello y venga de aplaudir con la bocabierta. Y cuando creíamos que iba a echar a andar, va y lo vuelven a sentar y nos dejan con las ganas. Salen todos al escenario y a bailar. Fin de fiesta. Se les va la luz y otro coitus interrutus de esos. Vuelve la luz y a bailar. Media hora y sacabau. Yo me pienso que faltaba algo en el chou, pero eso que lo diga el que lo contrató y que suelta la chota. En fin. Pa mí lo mejor de todo fué que me tocaron el culo, al menos si fué el que yo creo, porque con la aglomeración y la oscuridad no estaba claro. Me da igual, pa mis fantasías lo dejo.
Y ansí sacabau mi primera crítica teatrista. Que la organización me perdone.
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