martes, 5 de enero de 2010

Por alusiones de Eduardo Ruiz de Erenchun



Inestimable* Eduardo Ruiz de Erenchun: Como secretario de la cabalgata de Reyes Magos dice Vd. diversas lindezas que merecen ser contestadas y puntualizadas:
Mire, cuando se manejan dineros públicos hay que tener un especial cuidado y miramiento con los contribuyentes y con las opiniones que hacia éstos se expresan. Lo mismo ocurre con los espectadores de una obra de teatro u otro evento dirigido al público. No ignoro su alejamiento del ámbito "cultural", tal vez eso disculpe su ignorancia de la diferencia entre una obra de teatro y un desfile que no merece el calificativo de teatro de calle, sino de astracanada carnavalesca. Por la misma razón me pregunto el por qué de su acercamiento a una cabalgata que ahora goza de un buen momento, pero que no hace mucho no levantaba cabeza. Tiene Vd. excesiva resonancia pública últimamente, eso resulta sospechoso. ¿Afán de protagonismo; empeño por dar una buena imagen tal vez en lo profesional (qué jurado iba a dudar de las exposiciones y conclusiones de una persona tan "bondadosa y comprometida con su sociedad), tal vez en lo familiar, en lo social; deseo de lavar la conciencia; salto a la política?. En cualquier caso es la segunda vez que, de una manera desproporcionada, lanza el balón a la grada. La primera fué acusándonos de partidarios de la pena de muerte a quienes simplemente considerábamos leve la condena de homicidio, en lugar de asesinato, a su defendido Diego Yllanes Vizcay. La segunda, como portavoz de la cabalgata, invitándonos a las 3.000 personas que en Facebook abogamos por un rey Baltasar sin maquillaje negro, a hacernos socios y pagar la cuota para poder "votar". Volvemos al principio: como ciudadanos contribuyentes y espectadores, tenemos todo el derecho a expresar nuestra opinión ante un espectáculo bochornoso que chupa del dinero común y usa el espacio común. Lo mismo que a expresar nuestras insifignicantes opiniones cuando nos venga en gana, lo mismo que Vd. Y entre esas opiniónes está el que todas las asociaciones que reciben subvención debieran ser sometidas a una auditoría anual que deje claro el buen uso de los dinericos. De paso se generarían puestos de trabajo de interventores. También soy de la opinión de no fomentar la mentira, ni aun en nombre de las ¿tradiciones?, o del supuesto apoyo de la imaginación y la ilusión, cuando todo se reduce al incremento del consumo, y si no, dígame que sería de esta festividad sin los "regalitos".
Permíteme personalizar un poco: Mira Eduardo: nuestras miradas se cruzaron y se sostuvieron. Los dos vimos lo que anida en el fondo de nuestros ojos. Tururú.

* inestimable: adj. Tan valioso que no puede ser estimado como corresponde.

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