martes, 29 de septiembre de 2009

De la tragedia de Macbeth

Hay días que te dejan helaíca helaíca y no sabes por donde empezar. Yo no pensaba que iba a tener dotes premonitorias. Pues va y me quedé corta con las fiesticas txikis. Cuando leía el artículo de Aingeru Epaltza y la crónica de Elena Urabayen, se me ponían los pelos como escarpias. El marcaje al hombre, el decomiso de mercancías, las barreras arquitectónicas deliberadas, más toda la videovigilancia que nadie ha mencionado, como para echarse a temblar. He deconfesar que me ha hecho gracia la declaración de los del Mesón de la Tortilla, que al quejarse de la multa por cerrar más tarde de la hora, dicen que cómo iban a mandar a la gente tan pronto a casa. Y qué, majos, las consumiciones gratis, ¿no?. Si es que lo vuestro es de ONG y no un negocio. Es lo que tiene trabajar con alcohol.
Algo así le insinúa Patxi Izco al Robertico, que a ver qué contesta, porque ya son muchas las tragaderas del delfín de Iturbe. Como soy más retorcida que el rabo de un cuto me planteo la siguiente ecuación: Si Laporta es a la Generalitat como Izco a la Presidencia de la Federación, Roberto es a la presidencia de Osasuna como X a la secretaría del PSN. Les ruego me ayuden a despejar la incoñita.
Otra incoñita de tragadera es si la cuñadica del Grupo Mixto y la Yolanda se hablan por teléfono, porque decir la una que apoyará los presupuestos si UPN no sube las tasas y decir la otra que no las sube todo es uno. Y además es por nuestro bien, para que gastemos más, que da igual que el Ayuntamiento no tenga un chavo, ya nos llegará un planE para volver a levantar la ciudad. A ver si tengo suerte y me quitan el charco que se me forma delante del portal, que el de la regulación se está planteando hacer de gondolero los días de lluvia.
No podía pasar por alto el escandalazo político, el divorcio, la expulsión de los desobedientes del CDN. El allanamiento del camino.
"Los pactos están para cumplirse", dice Yolanda sobre esta cuestión.
En su honor transcribiré parte de la Escena 2ª del Segundo Acto de Macbeth, de W. Shakespeare. Diálogo entre Macbeth (M) y Lady Macbeth (LM) tras cometer el regicidio:
M.- Uno reía, en sueños, otro gritó: "¡Asesino!"; se despertaron uno a otro. Me quedé inmóvil y escuché, pero sólo rezaron y se dispusieron a dormir otra vez.
LM.- Sí, los dos duermen juntos.
M.- Uno gritó "Dios no bendiga"; "Amén", el otro al contemplar mis manos de verdugo.
Porque escuché su miedo no contesté yo "Amén", cuando exclamaron "Que Dios nos bendiga".
LM.- No pienses tanto en ello.
M.- ¿Por qué no pude pronunciar "Amén"?
Necesitaba más que nunca que me bendijeran, y el "Amén" se quedó en mi garganta.
LM.- No podemos seguir tratando así este asunto o enloqueceremos.
M.- Creí escuchar una voz que gritaba "¡No volvais a dormir, que Macbeth mata el sueño!", el inocente sueño, el sueño que teje sin cesar la maraña de las preocupaciones, la muerte del ir viviendo cotidiano, baño de la fatiga, bálsamo de las heridas de la mente, plato fuerte en la mesa de la Naturaleza, principal alimento del festín de la vida.
LM.- Y eso, ¿qué significa?
....
LM.- ¡Qué voluntad tan débil!
Dame a mí los puñales. Los dormidos, los muertos son imágenes solo. Y nadie sino un niño teme ver el diablo dibujado. Si es que sangra pondré color sobre los rostros de los dos guardianes pues debe parecer que es culpa suya.

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