Hay algo terrible, que acongoja y aterra, que anuda la garganta y sofoca el aliento al saber de una catástrofe. Hoy ha sido un avión. Desaparecer en medio del océano debe de ser horrible. Pensar en el sufrimiento de las más de 200 personas que viajaban, en su consciencia de la muerte inminente, en el pánico, es dificil de asimilar, espanta. Imaginar el dolor de las familias, los allegados, la incredulidad, la incertidumbre, la negación.
En su memoria, en la todos, porque la muerte no es sino el fin, para todos.
Los poemas a la muerte son un engaño.
La muerte es la muerte.
TOKO
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