martes, 2 de junio de 2009

Las camisetas de la Policía Municipal

La Policía Municipal de Pamplona lleva demasiado tiempo saltando a la palestra, día sí, día también, y casi siempre a costa de actitudes violentas. Todos los grupos políticos (mayoría) han reprobado a su Jefe y pedido su dimisión, o cese, sin embargo Simón Santamaría sigue tutelando al cuerpo con el exclusivo apoyo de UPN. No creo que eso sea bueno para una ciudad. Se demuestra una vez más que ese grupo político carece de ideas para buscar salidas airosas a las situaciones conflictivas y se empecina en sostenella.
Con este "desafortunado" incidente de las camisetas, así la calificó la concejal Ana Elizalde, seguimos en la misma linea. ¿Cómo se puede "recomendar" el uso de la uniformidad dotacional, en lugar de exigirla y ventilar este triste asunto con la "manu militati" necesaria para imponer la paz y la concordia y desalentar conflictos innecesarios? ¿Qué pasaría si en lugar de bulldogs, cascos y porras, las camisetas incorporaran diseños menos gratos a los ojos de la Jefatura, o de UPN? Una vez se deja la puerta abierta puede entrar cualquiera. Los reglamentos tienen una ventaja, si está bien hechos, no dejan lugar a dudas. Cabe preguntarse qué impresión causará un equipo que representa a la Policía Municipal y al Ayuntamiento, regalando estas prendas en lugar del banderín de toda la vida con el escudo, para colgar en la vitrina de los recuerdos.
El ámbito privado se resuelve fuera del trabajo, y quien va al trabajo pretendiendo arreglar el mundo, amparándose en el uniforme y el poder y/o la fuerza que proporciona el estatus, es un cobarde y un conflictivo.
Cuando vemos a una persona con perro peligroso nos apartamos y pensamos que ese personaje es agresivo, desquilibrado, y sobre todo, miedoso. Alguien que se esconde tras el animal para defenderse. Cuando vemos a un homófobo dudamos de su equilibrio y seguridad en su sexualidad. Cuando vemos a un policía (y se les ve, fíjense en las camisas que llevan, tan transpirables que permiten ver su interior), que trata de imponer el miedo, asustar, alejar al ciudadano con anagramas y símbolos, dudamos de su equilibrio y seguridad. ¿Qué se puede pensar de alguien que se esconde tras cascos, escudos, verduguillos, pistolas, porras, y camisetas? Hace falta algo más que el riesgo y seguridad propios del empleo para justificar tanta protección. ¿Miedo?
Es una lástima que un cuerpo tan bien valorado en otro tiempo, haya caído en el descrédito de esta manera. Es una pena que una minoría sojuzgue a la mayoría, es una pena la incapacidad de reflexionar, que prime el amiguismo, el clientelismo, el pesebrismo, sobre la sensatez. Menuda clase política tenemos. Yolanda Barcina está enredada en un enroque que le pasará factura. ¿Qué piensa ofertar en su candidatura a la Presidencia de Navarra?.

Lo que nos crea problemas no es lo que no sabemos.
Es lo que sabemos con certeza, y no es así.
Mark Twain

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